Todas las Empresas en la actualidad deben ser más competitivas y flexibles para subsistir en el entorno productivos, sea en un mercado local, regional o global donde otras empresas pertenecientes al mismo sector de la industria usan tecnología similar y desarrollan productos similares.
Pensar en pocesos ( y no en departamantos) y en su optimización, es una base de un alineamiento empresarial e irrenunciable elemento de una gestión moderna, para sobrevivir en un entorno exigente, debido (entre otras causas) a la competencia de países con niveles salariales bastante bajos y otros costes ligados a la localización de la actividad productiva.
Al final de los procesos siempre nos encontramos con un cliente. Estos procesos han de tener una misión y unos objetivos claramente conectados con la misión y estrategia corporativas, y reformulados a través de la nueva cultura organizacional.
Para lograr la optimización y racionalización de los procesos del negocio, evalúamos la capacidad productiva de los flujos de información y de trabajo, con el fin de identificar los siguientes elementos:
• Desperdicio de material, tiempo, reproceso, revisiones que no generan valor al servicio y por lo tanto aumentan los gastos de transformación y disminuyen las utilidades esperadas
• Insatisfacción del cliente por demoras, información obsoleta, tiempos de respuesta inadecuados
• Cuellos de botella en la cadena de trabajo, impidiendo a la entidad salir adelante en tiempos accesibles con nuevos productos y servicios al mercado
• Incapacidad de poder lidiar en forma efectiva y eficiente con los cambios en la demandas del cliente
• Reducción del lucro cesante por actividades que generan pérdidas no contabilizadas por la organización